domingo, 3 de junio de 2012

Aquella cama.

Sentí como si en realidad me quisiera, que no solo era un momento en la cama. Me sentí querida, abrazada a un calor extraño que nunca antes había experimentado. Sentí que sus labios me besaban con cariño y que sus toscos dedos me acariciaban con ternura. Sentí que al dormir junto a su pecho y escuchar su respiración suave compartíamos un secreto, nuestro secreto. Sentí mil emociones recorrer mi cuerpo hasta apagarse a la mañana siguiente cuando abandonamos aquella cama.

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