Hay días en que despierto y ni siquiera deseo mirarme al espejo porque sé que que no me gustará mi reflejo. Esos días cuando nada te gusta y todo te molesta (no necesariamente tienen que ser esos días). Ese día que cuando despiertas te sientes más pesado de lo habitual vas a la balanza y ves que hay un kilo de más. Ese día cuando te frustras por cualquier cosa poco habitual. Ese día que cuando te lavas los dientes ves tus ojeras más marcadas de lo habitual y maldices a quien te diga lo bella que estas. Porque hay días en que nos sentimos incomprendidas y tontas y no queremos que nadie nos dirija la palabra y por un desliz te grito que te calles no nos odies. Respira profundo, no respondas nada, vete y vuelve mañana porque hoy no conseguirás nada y ya mañana el diablo interno se habrá marchado y volveremos a amarlos.
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